Este proyecto es muy especial, lo que podríamos llamar “El inicio de La Caseta Blanca”.
El cliente lo tenía clarísimo: quería una reforma con encanto, de esas que se notan, nada de lavados de cara. La casa era para vender, pero acabó siendo mucho más que eso. Recibió un montón de visitas, y todo el mundo que entraba, salía enamorado.
Quien la compró tuvo un coup de cœur, y quienes no… se la quedaron grabada en la retina. Tanto es así que, con el tiempo, algunos nos llamaron para decirnos: “Queremos que hagáis lo mismo en nuestra casa.”
Así empezó esta aventura.
Comparar listados
Comparar