Aquellos espacios antiguos que conservan techos altos, suelos hidráulicos, vigas vistas y grandes balconeras. Son proyectos con alma, donde la base ya es muy buena: solo hay que saber escucharla y saber cómo destacarla.
Nos gusta aferrarnos a los elementos originales: los colores del pavimento, la textura de las jácenas, la luz que entra por las aberturas… y dejar que ellos marquen el hilo conductor de los espacios. Cuando el punto de partida es tan auténtico, el resultado siempre es precioso.
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